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El éxito escolar empieza en casa

23 Jun 2021 11:45 AM | Positive Discipline Association

Por Melanie R. Miller, M.Ed.Consejera escolar, educadora de padresCertificada en Disciplina Positiva.

Las "cuatro C"

Antes de que los niños puedan aprender las "tres R", necesitan la protección vital que proporcionan las "cuatro C": Conexión, Capacidad, Consideración y Coraje. (Kottman, 1999)

Un niño que puede conectar con los demás (conexión), que puede cuidar de sí mismo (capacidad), que se siente valorado por los demás (consideración) y que tiene coraje, tiene más oportunidades de crecer de forma responsable, productiva, cooperativa, autosuficiente, resiliente, recursiva, contribuyendo y siendo feliz.  (Kottman 1999) Y, como habrás adivinado, ¡tiene mejores resultados académicos!

Capacidad

Para el propósito de este artículo, me gustaría centrarme en la  "capacidad" de las "cuatro C".  Piensa en el niño que, por la mañana, se viste por su cuenta, participa en la preparación del desayuno, se le incluye en resolver cómo estar listo y salir por la puerta a las 8:05 de la mañana, se le anima a correr riesgos, se le permite cometer errores.  Ahora, piensa en el niño al que se le dice qué tiene que ponerse para ir al colegio (¡la madre viste a este niño!); al que no se le permite ayudar con el desayuno porque lleva toma tiempo o es demasiado desordenado; al que se le recuerda constantemente lo que tiene que hacer para prepararse para el colegio; al que no se le permite ir al colegio con sus amigos porque la madre o el padre no confían en que llegue a tiempo.

¿Qué niño se siente más capaz?¿Qué niño va a entrar en su clase con confianza y con la sensación de que puede contribuir y ser una parte importante de su clase y de su aprendizaje?

¿Qué mensaje le estás dando a tu hijo?

En nuestra sociedad de supermamás y de agendas apretadas, es mucho más fácil hacer por nuestros hijos cosas que ellos pueden hacer por sí mismos.  Todos sabemos cuánto tiempo puede tardar un niño de seis años en atarse los zapatos.  Todos sabemos lo doloroso que es ver a nuestro hijo luchar mientras aprende una nueva habilidad o intenta un nuevo problema de matemáticas. Pero, ¿qué mensaje les damos cuando intervenimos en su lugar? ¿Podría ser el mensaje: “eres demasiado pequeño, deja que lo haga alguien más grande”, “yo puedo hacerlo mejor que tú”, “deja de intentarlo, nunca lo conseguirás”, “no lo haces bien, así que ni te molestes”? Y se va al colegio con la creencia "no soy capaz, los demás pueden hacer las cosas mejor que yo, si lo intento lo voy a estropear". Un niño con esta creencia no se va a sentir capaz de aprender y no se va a responsabilizar por su educación.

Los niños nacen sintiéndose capaces. Recuerda al bebé que se esfuerza por mantener la cabeza en alto mientras está tumbado boca abajo, o la frase favorita de los dos años: "Puedo hacerlo yo solo".  Como padres, podemos alimentar y guiar este viaje de desarrollo de la capacidad.  Las siguientes sugerencias te guiarán en el camino.

  • Deja de hacer por los niños lo que pueden hacer por sí mismos: ¿Qué haces por tu hijo que, desde el punto de vista del desarrollo, puede hacer por sí mismo?
  • Ten fe en tus hijos: Ten fe en que son capaces. Cuando quieras intervenir y hacer por ellos algo que pueden hacer por sí mismos, pregúntate: "¿Estoy actuando desde la fe o desde el miedo?"
  • Permite que tus hijos pidan ayuda.... en lugar de intervenir cuando tengan dificultades. Dales la dignidad de ser capaces de hacer la tarea por sí mismos. Pregúntales si quieren hacer la actividad juntos o solos.
  • Las acciones dicen más que las palabras: Podemos decir a nuestros hijos una y otra vez .... "puedes hacerlo, eres inteligente, eres capaz".  Pero, ¿acaso nuestras acciones expresan esas mismas palabras?
  • Permite que tu hijo contribuya a la familia:  Si a tu hijo le gusta cocinar, dale una forma significativa de contribuir con la comida familiar. Dale trabajos que realmente faciliten tu tarea; ¡no sólo trabajos que lo mantengan ocupado mientras tú preparas la comida!
  • Piensa que los errores son maravillosas oportunidades para aprender: Cuando tu hijo cometa un error... ¡celebra!  Reconoce el error y pregunta a tu hijo qué ha aprendido de esto.  Pídele que te ayude con una solución para reparar el error.  Los niños se sienten mejor cuando no son sólo parte del problema (el error), sino parte de la solución (la reparación).
  • Modela la forma de cometer errores... Tómate las cosas con calma.  Di "Oh, me he equivocado".  Comparte lo que has aprendido y expresa tu solución para repararlo. A la hora de la cena, haz que todos compartan un error que hayan cometido durante el día y cómo lo han reparado.
  • Haz una lluvia de ideas sobre las tareas domésticas (contribuciones) con tus hijos: Crea una rutina para hacer las tareas. Además de las tareas aburridas y de poca importancia, permite que los niños hagan las tareas que antes eran sólo para los adultos. ¿Recuerdas cuando tu hijo de cinco años se moría de ganas de barrer el suelo?  Eso era un trabajo sólo para adultos.

Así que, cuando tu hijo vaya a la escuela, dale un gran abrazo y un beso. Dile que se arriesgue, que se ensucie y que cometa muchos errores. Y cuando vuelva a casa y te cuente el día difícil que ha tenido... dale un abrazo y escucha, escucha, escucha.  ¡Diles que tienes fe en ellos y que sabes que encontrarán la solución!

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